lunes, 21 de mayo de 2012

Mi amigo fiel: "El caballo"




















La utilización del caballo como medio de transporte, medio militar y deportivo lo integró a la esfera humana desde tiempos remotos. El caballo se ha hecho indispensable para el hombre poniendo al servicio de éste su fuerza y velocidad. En este siglo el hombre encomendó al caballo, además, una nueva tarea de incalculable valor: la función de terapeuta, al utilizarlo en la rehabilitación de personas con discapacidad física y /o psíquica. El caballo, lo afirman muchos autores, es una fuente inagotable de estímulos, por lo tanto no sorprende que el hombre actual, buscando mejorar su calidad de vida y la de sus seres queridos, encuentre en la relación con este animal muchos de esos tan ansiados beneficios.


El caballo es un animal dotado de una gran percepción; esto le permite tener una especial capacidad para adaptarse fácilmente a las personas con discapacidad, respondiendo a los estímulos de afecto, contacto, a los premios, abrazos, caricias, etc

. Ellos no discriminan, no necesitan hablar para relacionarse, saben esperar, reconocer cuando alguien los quiere. El caballo entiende sin palabras, se expresa con gestos claros y directos, nunca rechaza a quien se acerque amablemente y no conoce compasión, por lo cual tiene un comportamiento natural con cualquier persona.


Se aprovecha el andar, junto a la magnitud de su tamaño toráxico, donde los pacientes son incentivados a adaptar su cuerpo a cada paso del caballo para mantener su equilibrio, relajando y fortaleciendo casi imperceptiblemente su musculatura para mantenerse estable sobre el mismo.

La Equinoterapia pretende que el movimiento y la relación con el animal tengan sobre el paciente una relación terapéutica individualizada. La Equinoterapia no es un aprendizaje de la equitación.
Es una terapia desarrollada para mejorar los aspectos físicos, psicológicos, educativos y sociales del paciente. La característica más importante es que esta terapia es asumida por el paciente como una diversión, y por desarrollarse al aire libre, permite disfrutar de todo el entorno y no simplemente de la monta en sí, lo que influye notablemente en la obtención de resultados satisfactorios.
La sensación de avanzar, caminar o correr hacia adelante, directo, sin obstáculos que proporciona el patrón tridimensional brindado por el caballo (principio terapéutico de la Equinoterapia) puede ejercer enorme influencia positiva sobre el paciente. Cuando éste logra adaptarse al movimiento del caballo, siente que puede confiar en el impulso hacia adelante recuperando la confianza en sí mismo y en su entorno. No debemos olvidar que la Equinoterapia se realiza en íntimo contacto con un animal, el caballo. Es así que este íntimo contacto entre ambos fortalece notablemente el vínculo paciente- animal.
La percepción corporal de los impulsos rítmicos y regulares ejercidos por el caballo, provoca en el paciente una gama de experiencias psicosensoriales que se aprovechan en varias áreas. Los impulsos mueven el cuerpo del paciente, pero no sólo el cuerpo, sino también todo su ser psíquico. La sensación de dejarse mover y poder avanzar sin aplicar acción propia, podría ser un factor de relajación. Los tres aires del caballo (paso, trote, galope) con su diferente ritmo, se aprovechan para inducir diferentes estados, ya sea de relajación o de animación.
Montar significa permanecer y aprender a estar en equilibrio para no caerse, por lo tanto, los miedos a la altura y a las caídas se reducen con la práctica de la monta, sobre todo cuando el terapeuta aplica una metodología adecuada y permite al paciente avanzar poco a poco, proyectándole confianza. El contacto con un animal tan grande y fuerte causa al principio, en algunos casos angustia e inseguridad, que van disminuyendo a lo largo de las sesiones con el trato del caballo (al limpiarlo, acariciarlo, peinarlo y montarlo).


Al afrontar sus temores y adquirir cada vez más obediencia por parte del caballo, el paciente desarrolla autoconfianza, lo que es muy beneficioso para su autoestima. El caballo percibe muy rápido un estado anímico y empieza a reaccionar de la misma manera; por lo tanto el caballo mismo enseña al paciente y lo obliga a reaccionar con máxima tranquilidad y firmeza.
La capacidad de manejar el caballo y hacerlo obedecer es una experiencia importantísima para la autoafirmación de cualquier persona, tenga alguna discapacidad o no; se desarrolla un sentimiento de poder y con esto crece la voluntad de superar resistencias y obstáculos de la vida y autosuperarse.
…Y a través de esas vivencias en Equinoterapia, se busca que el paciente se distienda, se alegre y entonces sea más feliz y se beneficie en su salud general, dando así un valor agregado a nuestra actividad principal…


Articulo realizado por Ma. Victoria Elizalde (Prof. De Educación Especial. Terapeuta del Área de Equinoterapia de ADERID) y Vanina Contreras (Guía de Caballo del Área de Equinoterapia de ADERID).

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